viernes, 20 de enero de 2012

peor es... QUE TE SALGA MOVIDA LA FOTO A UN MANIQUÍ

Para hacer mi autofotorretrato he retomado una serie de fotografías que hice hace no mucho. Me fascinan los maniquís, no puedo a veces explicar muy bien por qué a no ser que sea en una taberna con un sombrero antiguo y una copa de vino. Y aún así me cuesta...










Instrucciones para "leer" mi autofotoretrato:
Nunca llevo sombrero. Me encantaría haber llevado sombrero desde siempre. En esta foto lo llevo, pero sólo es un reflejo. Tengo que conseguir traspasar el espejo.
Siempre llevo una cámara. Me gusta la fotografía y me gustan los experimentos. Me gusta sentarme a jugar con las capas de Photoshop.
Nunca he salido con un taburete a la calle. Aunque no se aprecie, estoy subida en un taburete de mi cocina en la calle Princesa de Madrid. Si ya no me da vergüenza llevar sombrero, ya no me da vergüenza nada.
Siempre me han encantado los maniquís. No la moda, porque soy un desastre, sino los maniquís y los escaparates. Es un arte infravalorado. Es bonito que te dejen unas personas y un espacio, y aunque tienes la condición de vestirlas como te digan, en realidad son tus marionetas. Con cada escaparate puedes hacer la historia que quieras. La mayoría de las personas no sabrán que dos maniquís situados muy cerca uno del otro están seguramente enamorados.



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